
Las historias son buenas, cuando hay otra historia detrás de ellas. Más aún, cuando son esas historias del viejo rock, que tanto tiene que ver con la formación musical de todos los que nos declaramos adeptos a este ritmo y razón de ser.
En una Bogotá aún amable para con el habitante común y corriente, con una carrera 15 de doble vía y una autopista conformada por dos avenidas centrales y dos paralelas y que aún se podía cruzar a pie, este narrador regresó a la ciudad.
Tengo un vacío bogotano de unos ocho años, tiempo en el que, por circunstancias de la vida, viví en la isla de San Andrés, un corto periplo de escasos meses en la población de San Agustín en el departamento del Huila, y algo más de un año en la encantadora Manizales. Y aunque nunca perdí ese gusto por el rock, fue en esta última ciudad, donde volví a encontrar las raíces de este. Allí, amparado por el barrio conocido como Chipre está el Palacio de Bellas Artes con sus facultades de música y arte, en donde asistí a conciertos y con marcadores realicé afiches para los mismos.
Una vez más en Bogotá, en 1972, bajando por la Calle 85 y cruzando la autopista, en el barrio El Polo, junto a un buen amigo, Jorge Álvarez, baterista, nos reuníamos una tarde si y la otra también, a escuchar música, intercambiar apreciaciones y deleitarnos con las charlas de contemporáneos interesados en el quehacer musical del rock, que llegaban a la habitación que ocupaba Jorge, un verdadero chamán rockero. En esas acaloradas tardes, escuché tanta música, que me era difícil el poder seguir las historias que se tejían con todos esos músicos y álbumes que nos hacían delirar. Así que ahí descubrí entre muchos, la música de una agrupación que estaba haciendo de las suyas y mientras nacía el mito de los músicos que la componían. Era la comandada por Jeff Beck, y que en 1969 habían lanzado un álbum llamado Beck-Ola, en la que sobresalían la voz ronca inconfundible de Rod Stewart, el piano de Nicky Hopkins, la guitarra del mismísimo Jeff Beck y al bajo (si, no estoy equivocado) de un tal Ronnie Wood.
Desde ese entonces, le he seguido el rastro que ha venido dejando esparcido en cientos de grabaciones desde sus primeros años hasta llegar a los Stones y como no, sus trabajos en solitario.
Hoy, sí que me place el escribir sobre Ronnie Wood, uno de los grandes héroes de la guitarra y compositor también, quien por estos días (cómo pasa el tiempo) está celebrando 60 años de carrera discográfica con el lanzamiento de la nueva colección en doble vinilo y CD, Fearless: Anthology 1965-2025.
La antología, cuidadosamente seleccionada, incluye canciones clave de los siete álbumes de estudio solistas de Wood hasta la fecha, así como las coescritas y otros hitos de su carrera con The Rolling Stones, The Faces, Rod Stewart, Ronnie Lane y Jeff Beck Group. La edición en CD se remonta a mediados de los sesenta con su primera banda, The Birds, y brevemente,The Creation.
Esta colección ofrece cuatro nuevas grabaciones (primer material solista desde 2010): una versión de A Certain Girl (escrita por el muy venerado e influyente de Nueva Orleans, Allen Toussaint (1938 – 2015) bajo el seudónimo de Naomi Neville) que cuenta con la voz invitada de Chrissie Hynde; You’re So Fine, una versión del hit estadounidense de R&B de 1959 de The Falcons con voces adicionales de Imelda May; Take It Easy, contagioso remake del éxito de la estrella jamaicana Hopeton Lewis y la cereza del pastel: Mother Of Pearl, una nueva composición de Wood. Los cuatro temas han sido coproducidos por Jesse, el hijo de Ronnie, y Sean Genockey.
El álbum incluye un nuevo y extenso ensayo del escritor musical y autor Paul Sexton, que ha entrevistado a Wood y a todos los Stones durante más de 30 años. La colección en CD abre en el momento exacto en que comienza la historia sonora de Ronnie Wood en You’re On My Mind como compositor y guitarrista de The Birds. La edición en vinilo comienza con su inspirada coautoría como parte del Jeff Beck Group, con Rod Stewart y Nicky Hopkins, para el histórico álbum Beck-Ola de 1969.
Esta antología excepcional incluye también clásicos de todos los tiempos de Faces como Ooh La La y Stay With Me, revisitados recientemente por Ronnie como invitado especial de Rod Stewart en Glastonbury. También hay una amplia representación del trabajo de Ronnie en su propio nombre, empezando con el fantástico I’ve Got My Own Album To Do de 1974.
La llegada de Wood a The Rolling Stones hace 50 años, y el hogar espiritual con el que siempre había soñado, no tardó en manifestarse en Hey Negrita, uno de los temas más destacados de su álbum de 1976 Black and Blue que se incluye en la edición en CD de Fearless, mientras que ambos formatos, CD y LP, también incluyen otras de sus coautorías con los Stones: Dance (Part 1), Everything Is Turning To Gold, Black Limousine, No Use In Crying y Pretty Beat Up. Las frecuentes aventuras solistas de Ronnie también están bien reflejadas en el nuevo álbum, hasta su más reciente trabajo de estudio de larga duración de 2010.
Desde sus primeros pasos en el estudio hasta sus cuatro nuevas canciones, Fearless rinde homenaje a un guitarrista virtuoso, compositor dotado, intérprete, a veces frontman y tesoro internacional. Es un apropiado compendio de 60 años de creatividad única.
Como se habrán dado cuenta, de esos 60 años de historia musical, he estado presente de manera consciente en 56 años de esta. Nada mal, ¿ah?
Escuche a Ronnie Wood – You’re So Fine (Official Audio)
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